A 50 kilómetros al noroeste de Reykjavik, la capital, se encuentra Thingvellir,
En ese lugar, cubierto habitualmente por la nieve y azotado por el viento, se separan las placas tectónicas de América y Euroasia. Estamos ante una grieta angosta donde es posible tocar con la mano derecha un continente y con la izquierda otro distinto. 

Thingvellir fue declarado Parque Nacional en 1928 debido a su importancia histórica, así como por su especiales características tectónicas y volcánicas. Son muy visibles las fallas que atraviesan la región. La más grande de todas ellas Almannagiá forma un cañón de considerables proporciones.
 
 
 
